No es necesario que sea primavera para florecer, sucede cuando estás lista para ser quien eres y estás donde quieres estar.

Puede que ese lugar donde "sucede" no sea el definitivo, ni mucho menos.

Una flor se abre al mundo cuando siente que es su momento...y por mucha mística que le queramos poner, la magia es florecer: no importa si al parecer el contexto no es el óptimo o el más adecuado.

Porque el proceso comenzó cuando el barro llegaba hasta tus rodillas y el desamor inundaba tu alma...hubo días negros y noches apagadas donde el sonido más familiar era la agudeza del silencio.

Cuando la soledad te estrujia el corazón y un escalofrío recorría tu espalda...
Fue necesario necesario tomar decisiones, desprendimientos que ardían en lugares que nunca existieron...

Y en el famoso Soltar suceden los milagros:
El milagro de saber que cuando todo se apaga aún cuento conmigo...
El milagro de saber que mañana será un nuevo día y " esto también pasará "
El milagro de abrir los ojos con un nuevo brillo...el propio.
Y ese día es el fin y el comienzo de todo...

Florecer empieza adentro....y mucho después sale a la luz el primer pétalo ....en una sonrisa...una mirada, una ilusión...
Estamos destinadas a florecer la veces que tengamos la firme convicción de Ser nuestro mayor motivo de felicidad.