viernes, 23 de diciembre de 2016

JUICIOS (tercera y última parte)


Miradas que suman

En esta ultima entrega me interesa hacer hincapié en las evaluaciones que hacemos de lo que ha sido nuestro año, en todos los órdenes de nuestra vida.
Me parece pertinente analizar esta manera de hacerlo que ya tenemos definida y cómo nos afecta; y también por que no? ,proponerlos una nueva mirada con un plus para sumarle sentido, sin restarle importancia.
Solemos tener una mirada de “bueno” o “malo” de lo experimentado en el año transcurrido, como una especie de mirada dicotómica, es blanco o es negro. Lo que hacemos es: elegir dos o tres eventos, y dejamos que esos representen y “tiñan” toda la mirada de todo lo vivido. Con lo cual, lo que terminamos generando es: negatividad, y lo que sucede inmediatamente es que nuestro ser en sus tres dimensiones (cuerpo, lenguaje, emocionalidad) toma como válido ese mensaje y lo adopta como propio, funcionando en congruencia con esa mirada.
Lo que digo, es que nuestro cuerpo va a reaccionar con malestar general; nuestro estado de ánimo acompañará a ese cuerpo con desmotivación, enojo, rencor; y nuestro lenguaje será de queja, arrepentimiento, hostilidad, y todo dicho que atente contra nuestra estabilidad y paz interior.
Lo que les propongo es, de esa situación que viví, que la he definido como negativa, ir un poco más allá, preguntándonos cuales han sido las enseñanzas que nos han dejado, porque ante un evento desafortunado, hay evaluaciones instantáneas y hay otras más profundas que se pueden hacer: con qué me quedo? Cómo actué? Cómo respondí? Qué cosas cambiaría en mi, a partir de esta experiencia? En qué puedo mejorar? De que me puedo dar cuenta ahora?

Mirar la experiencia como un capital invaluable para mi presente y futuro, porque de esa vivencia será de la

que yo saque partido si he aprendido la lección que trajo consigo.

Para redondear les regalo un hermoso cuento que pone de  manifiesto la mecanicidad con que a veces realizamos los juicios.

¿BUENA SUERTE? ¿MALA SUERTE? ¿QUIÉN SABE?

Una vieja historia habla del Chino Lee, un anciano labrador que tenía un viejo caballo para cultivar sus campos. Un día el caballo escapó hacia las montañas, para los vecinos de la comunidad eso era una desgracia, se acercaron al Chino Lee para condolerse y este les replicó: ¿Buena suerte? ¿Mala suerte? ¿Quién sabe?.
Unas semanas después el caballo volvió de las montañas trayendo consigo una manada de caballos salvajes. Ahora el Chino Lee tenía muchos caballos. Entonces los vecinos felicitaron al labrador por su buena suerte. Este les respondió: ¿Buena suerte? ¿Mala suerte? ¿Quién sabe?. 
Tiempo después, cuando el hijo del labrador intentó domar uno de aquellos caballos salvajes, cayó y se rompió una pierna. Todo el mundo consideró esto como una tragedia. No así el labrador quién se limitó a decir: ¿Buena suerte? ¿Mala suerte? ¿Quién sabe?.
Unas semanas mas tarde estalló la guerra, el ejército entró al poblado y fueron reclutados todos los jóvenes que se encontraban en buenas condiciones. Cuando vieron al hijo del Chino Lee con la pierna rota lo dejaron tranquilo. Los vecinos vinieron a felicitarlo por su buena suerte. Con su acostumbrada serenidad comenta: ¿Buena suerte? ¿Mala suerte? ¿Quién sabe?.

Todo lo que a primera vista parece un contratiempo puede ser una nueva oportunidad, evalúa detenidamente los eventos que se te presentan día a día de una manera objetiva, analizando sus pro y sus contras y no emitiendo juicios a la ligera.

Que estas navidades sean bendecidas con amor, paz y entendimiento.

¡F E L I C I D A D E S!

Todo lo que a primera vista parece un contratiempo, puede ser una oportunidad.

Facebook: Coaching Holístico
Twitter: Espiral Comunica


jueves, 15 de diciembre de 2016

Los Juicios (Segunda parte)

Cuando el dedo apunta hacia mí


En el artículo anterior hablamos de cómo y para qué creamos juicios hacia los demás, etiquetas, historias, que nos sirven para afrontar un futuro que desconocemos.

Hoy quiero profundizar sobre los juicios que hacemos sobre nuestra persona y que nos afecta en el  desempeño diario y en la actitud de cómo nos tomamos la vida.

Muchas de las creencias que manejamos de nosotros mismos son puertas cerradas, tapadas o clausuradas.
Imaginate que son como auto – amputaciones (si, leíste bien), vamos cortándonos posibilidades, ideas, talentos, ganas, alegrías, disfrute, placeres, tiempo, encuentros, relaciones...
Porque una vez no funcionó, no salió como esperábamos, por el gran miedo a: si se enoja, si me rechaza, si no me quiere como antes, si me miran, si no me miran, si fracaso, si triunfo...pensamos que nunca va a funcionar.

Y así, con historias livianas sobre quienes somos, nos alejamos de nuestros sueños, hasta que dejamos de tenerlos, y el corazón se oscurece de tristeza y amargura.
Uno se convierte en alguien opaco, sin brillo, y ese estado, invade cada rincón que toca.

Quiero que analicemos juntos dos frases o muletillas que he detectado en mi y en muchas personas, y que parecen operar como pasaporte a “seguir igual”, “no cambiar” “no mejorar” “estancarse”.

Primero, YO NO PUEDO, famosamente usada en las situaciones que nos aparecen como desafíos y nos invitan a salir de nuestra zona de comodidad.
Y pensemos que este no puedo, se dice desde la espontaneidad misma, no es algo que se analiza profundamente...no!; ante la duda Yo no puedo.

Cada vez que esta frase empuje por salir de tu boca preguntate:
¿Qué no podes? ¿Qué te hace pensar que no podes? ¿Cuándo fue la última vez que no pudiste? ¿Eran las mismas circunstancias que ahora? ¿Por qué crees que no pudiste en esa ocasión? ¿Qué pasaría si pudieras? ¿Cómo te sentirías? ¿Qué cambiaría? ¿Qué te impide intentarlo? ¿Qué es lo peor que podría pasar?

Segundo, YO SOY ASÍ, pensá que esta frasecita aparece en esos momentos cuando alguien te llama la atención sobre alguna actitud o comportamiento. Y no me estoy refiriendo a ser eléctrico, divertido, extravagante, original, creativo, amable, encantador...No!,hablo de esas maneras obtusas de ser que nos alejan de los demás.

Yo soy así, iracundo, mal hablado, inexpresivo, agresivo, caído, amargado, exasperante, busca pleito, chusma, inquisidor, abusivo, mal llevada,  contreras,  desconfiada, dramática, caracúlica, pendenciera, difamadora, fabulera, etcétera, etcétera.

Comencemos: ¿Cómo es ser así? ¿Qué implica ser así? ¿Cómo afecta a tu vida ser así? ¿Cómo son tus relaciones por ser así? ¿Disfrutas de ser así? ¿Cuáles son los pros y los contras se ser así? ¿Cuándo sos más así? ¿En qué momentos sos así? ¿Para qué crees que sos así? ¿Cómo te sentís siendo así? ¿Qué crees que cambiaría si no fueras así?

Los humanos nos referimos a nosotros mismos como seres definidos, hechos ya de tal o cual manera, y la verdad, que como el Universo mismo, estamos en constante cambio. Hoy ya no somos los de ayer, cada situación y vivencia nos afecta y modifica.

La llave del cambio la tiene cada uno en su poder, no está fuera de nosotros.
Una palabra, una mirada, un decir, un callar, un gesto, un pensarse mejor       ES POSIBLE, solo hay que tomar la decisión.


Gracias por leerme,,,y buen viaje!

Las creencias limitantes deben ser sustituídas por creencias posibilitadoras

domingo, 11 de diciembre de 2016

Los Juicios

Hacer que jueguen a nuestro favor
Los seres humanos somos seres lingüísticos y como tales entendemos el mundo a través de él. Nuestros pensamientos, creencias, valores y experiencias se basan en el lenguaje.
Una de las definiciones que mejor ilustra lo que es un juicio de valor, es aquella que se refiere a ellos como juicios emitidos desde la subjetividad (Alberto es demasiado alto); dice de ellos que son siempre formulados a través de adjetivos dicotómicos (bueno-malo, feo-guapo, alto-bajo). Los hacemos cada vez que calificamos acciones o cosas. Estos pueden ser morales, éticos, estéticos, políticos, religiosos, etcétera Se caracterizan principalmente por contraponerse a los juicios de hechos (Alberto mide 1 metro y 90 centímetros) y los utilizamos para expresar nuestros gustos, preferencias e ideologías.
Los juicios son como veredictos. Son filtros que utilizamos para ordenar la información y tener más certezas. Basamos nuestras decisiones en los juicios que hacemos de las situaciones y las personas. En definitiva, cumplen un importantísimo rol en nuestras vidas.
Ahora, cómo hilar fino a la hora de formar opiniones, formular declaraciones, y tomar decisiones. Muchas veces, por no tomarnos el tiempo adecuado para analizar en profundidad una situación nos precipitamos en decisiones erradas que podríamos evitar o corregir sobre la marcha.
Te acerco tres dimensiones de inefectividad en las que solemos vivir:


  • ·        Personas que se caracterizan por vivir los juicios ajenos, y delegan en los demás la autoridad para emitir juicios que les importan. Viven en una condición de inautenticidad.
  • ·        Tratar a los juicios como afirmaciones (hechos) tiene como consecuencia: la rigidez, la inoperancia, y el cierre de posibilidades de aprendizaje. Un juicio diferente es tratado como error, o falsedad. El espacio de discrepancia es tomado como un espacio de confrontación. Ej.”Carlos se retrasó veinte minutos en la reunión del martes” y “Carlos no es de fiar” confundir afirmaciones con juicios restringe nuestras posibilidades de acción.
  • ·        Quienes viven sin ser capaces de distinguir ente juicios fundados y juicios infundados. Las consecuencias: decepción permanente con respecto a sus expectativas y una gran dificultad para diseñar el futuro. Posturas de resentimiento porque viven como una injusticia tanto los logros de los demás como los fracasos propios.
A todos y cada uno de nosotros nos pasa de estancarnos en alguno de estos patrones, y esta actitud nos entorpece y empobrece muchísimo la existencia.
¿Cómo corregirnos a nosotros mismos?
Estando atentos, abandonando certezas y dudando un poco de nuestros veredictos.
Esto recién comienza....buen viaje!

Un juicio de valor habla más sobre nuestra personalidad que sobre la persona, hecho o situación sobre el que lo estamos vertiendo. 
Fuente: Ontología de Lenguaje, Rafael Echeverría, 2006, Ed. Garnica.






viernes, 2 de diciembre de 2016

¿Qué sueñas para el 2017?

Juguemos

Hace unos días una colega hablaba de este tema y hacía referencia a los deseos que tenemos para el año entrante, y proponía,  más que pensar en lo que quiero, y para qué lo quiero, poner el foco en cómo me quiero sentir...

Sucede a veces que sabemos qué queremos, cuando lo queremos, cuánto de eso queremos y qué pasos seguiremos para lograrlo. Básicamente es el proceso que “debe” seguirse para planificar los objetivos en todas las áreas de nuestra vida.

En algunos talleres que he dado, trabajábamos el tema de logro de objetivos, y además de enfocarnos en algunas preguntas disparadoras, poníamos manos a la obra en los deseos más profundos de cada participante. ¿Cómo lo hacíamos? A través de un juego llamado Hoja de ruta, se trataba de plasmar en una hoja en blanco, todo lo que desebamos para nuestra vida, valía cualquier recurso gráfico (dibujos, frases, fotos, recortes de diarios y revistas) sobre todo imágenes de personas, emociones, lugares, objetos, etcétera.

Ahora bien, más arriba hablaba de poder conectar con lo que quiero sentir, con cómo me quiero sentir, y no vale decir “feliz”, porque lo importante del proceso es conocerse a uno mismo y saber qué es exactamente lo que a vos, de manera particular, te llena el alma.

Te propongo entonces, un juego para descubrir cuales son esos deseos que te permitirán moverte, ponerte en acción, hacia lo que querés lograr para este año que se acerca.

Ante todo, disponé de un momento para vos, podes ambientar con música, aromas y luego manos a la obra: tomá una hoja en blanco, lápices de colores, fibrones, temperas, diarios, revistas, fotografías.
Comenzá pensando qué emociones querés que estén presentes en este nuevo año, anótalas; luego empezá a buscar esas experiencias, objetos, lugares, relaciones, ideales, actividades, trabajos y aprendizajes que crees que pueden traer esas emociones a tu vida.
Déjate llevar por la experiencia infantil de crear un gran collage, con todo lo que sientas que te representa y todo lo que te gustaría traer, aprender, vivir y sentir.

Esta simple dinámica ha movilizado muchas almas, justamente por lo simple, accesible y profunda que resulta, una vez que nos animamos a realizarla.
Los adultos solemos esquivar estar en contacto con nuestro lado más lúdico e inocente, creemos que es una pérdida de tiempo, pero darle el control “al niño interior” de vez en cuando, puede llenarnos de alegría, creatividad y fluidez.

No me creas.
Vivílo...
¡Buen viaje!

Mantené visible tu collage, para tener presente tus intensiones SIEMPRE!!!




jueves, 24 de noviembre de 2016

Momentos difíciles

Cuatro pasos para poner en práctica

“Este momento no me define, me define lo que yo haré con este momento”
                                                                                              Anthony Robbins

Ver las cosas como están, con una mirada real, está bien. Pero ver las cosas peor de lo que son, diagnosticando un futuro negro o exagerando los propios temores, nunca ayuda.
Cuando todo parece fuera de control, la pregunta es qué cosas podemos controlar.

Anthony Robbins nos cuenta cuáles fueron los cuatro pasos que él mismo usó para pasar de se un joven sin dinero, que nunca fue a la Universidad, a ser un coach motivacional de presidentes de Estados Unidos y a entrenar a más de 300.000 personas por año de setenta países diferentes.

Primer paso: Alimentar tu mente

Es necesario alimentar bien tu mente cuando la estás pasando mal, porque de lo contrario vas a llenarte de cosas que no te sirven: de malas noticias, de pensar una y otra vez en todo lo que no está funcionando en tu vida.
Elegí minuciosamente qué leer y qué no. Dependiendo tu situación particular, buscá libros, artículos, revistas, estudios, que respondan a tus interrogantes, que muestren historias de personas que lograron superar esos obstáculos que estás teniendo hoy. Todo este tipo de material te va a servir para creer que es posible atravesar este momento de otra manera.

Segundo Paso: Fortalecer tu cuerpo

Mente y cuerpo están conectados y por ende no pueden ser separados. Hacer ejercicio físico tiene un impacto real en nuestro estado de ánimo y en la calidad de nuestros pensamientos.
Dedicá como mínimo media hora de tu día a realizar alguna actividad que implique movimiento físico, no hay límites a la hora de adaptar lo que te gusta, tu disponibilidad y tu bolsillo a hacer algo que te favorezca tanto: caminar, bailar, correr, andar en bici, nadar; vos elegís qué, cómo, dónde y cuándo.
Los resultados son instantáneos y los beneficios a largo plazo.

Tercer Paso: Encontrar a alguien que puedas tomar como modelo

Podés preguntarte quién ha pasado por algo así y lo ha superado. Buscá la manera de aprender de esa persona. Podés preguntarle quién puede ayudarte a desarrollar las habilidades que necesitas para lograr aquello que querés.
Y recordá que terminamos pareciéndonos a las personas con las que pasamos más tiempo.
Hoy hay disponibles millones de puertas a las qué acudir: talleres, seminarios, cada uno sabe lo que se ajusta mejor a sus necesidades.

Cuarto paso: Ayudar a alguien que la esté pasando peor que vos

Sin importar cuán mal estés, siempre hay alguien que está peor. Brindarle tu ayuda le dará perspectiva a tu vida: hace algo que te haga sentir que tenés algo para dar.
Si encontras una manera de dar, aunque estés con miedo y sin energía, vas a sentir que recobrás tu fuerza.
Cuando logras atravesar un momento difícil en tu vida, hay algunas cosas que cambian para siempre. Para empezar vas a descubrir lo fuerte que sos. Y esto no es un cliché, es REAL.

Qué estos pasos nos lleven a ese lugar en el que deseamos ESTAR!!!

¡Buen viaje!

Fuente: Desafiando Imposibles, Verónica de Andrés, Florencia Andrés. Ed. Planeta, 2013.
“Este momento no me define, me define lo que yo haré con este momento”

viernes, 18 de noviembre de 2016

¡S.O.S. llega Diciembre!


El mecanismo del Estrés

En esta época parece que se nos alborota el corazón, el cuerpo y la vida: festejos, veladas, galas, cierres de ciclo, despedidas, cansancio, presiones, preocupaciones, aceleración.....

El estrés es una de las principales causas que conspiran contra nuestro bienestar, y aunque se habla mucho de él, la mayoría de la gente desconoce el mecanismo que lo dispara. Además, una de las grandes dificultades para poder manejarlo es tomar conciencia y aceptar que lo estamos experimentando.

El mecanismo del estrés en nuestro cuerpo hoy, es el mismo que tenía el hombre primitivo hace miles de años. El cuerpo sigue siendo el mismo, lo que han cambiado son los estímulos estresantes  y lo que nos sucede después.

Cuando el hombre primitivo, a través de los sentidos detectaba peligros, le subían las pulsaciones, se transpiraba y el cuerpo segregaba grandes cantidades de adrenalina, cortisol y otras hormonas que le permitían rápidamente una gran liberación de energía para huir o atacar. Pasado el peligro, el cuerpo se iba nivelando solo.

Las amenazas que nos asechan hoy distan mucho de aquellas que tenía el hombre primitivo. Hoy se trata de problemas de trabajo, problemas en familia o en las relaciones. La hipercomunicación y los medios también colaboran para que nuestros niveles de ansiedad y el estrés estén siempre altos y el cuerpo no alcanza a nivelar las hormonas de lasque hablábamos antes, y éstas van acumulándose y circulando permanentemente por la sangre, desequilibrándonos y haciendo que nuestro sistema inmunológico se debilite y quedemos mas propensos a adquirir enfermedades, tener problemas cardíacos, úlceras, diabetes, obesidad, trastornos de ansiedad y hasta caer en la depresión. Las personas expuestas a altos niveles de estrés, comienzan a tener dificultades en la memoria y el aprendizaje, dificultades para procesar el lenguaje correctamente, para concentrarse, para resolver problemáticas de la vida diaria y para desempeñar sus tareas correctamente. El estrés laboral afecta a las familias y viceversa.

La menor manera de manejar el estrés es, como decíamos antes, aceptar que lo tenemos y hacer algo para contrarrestarlo. Necesitamos descansar mejor, caminar más, hacer ejercicios simples, o de yoga, tai chi, practicar meditación, conciencia plena, técnicas de respiración, cuidarnos en las comidas, cultivar lazos de amistad y familiares, aprender a manejar nuestro tiempo y ser más creativos en nuestro trabajo.

Ya mismo podes hacer este ejercicio: Respirá  profundamente dos o tres veces sintiendo cómo te relajás un poco más en cada respiración. Cerrá los ojos y visualizáte descansando en un lugar apacible. Disfrutá de ese recreo interior unos instantes y decite que al abrir los ojos vas a sentirte tranquilo y relajado.


Que tu viaje de regreso te traiga un aire renovado y una energía extra para terminar tu año de la mejor manera posible.

 Fuente: 20 tips para descomprimir el estrés, Lic. Lucila Barbero de Bermúdez, Editorial Dunken, 2da. Ed. 2015.
El simple hecho de evocar una emoción positiva relacionada con un recuerdo agradable, genera una transición de la frecuencia de los latidos del corazón.


domingo, 13 de noviembre de 2016

La confianza

Cómo aumentar la auto-valoración en pocos pasos

La confianza es algo que lleva años construir, tanto a nivel intra personal como interpersonal.
La experiencia de vivir nos presenta situaciones donde nos vemos cometiendo errores, dando pasos en falso, no logrando aquello que deseamos: errándole al tiro al blanco.
Todas estas prácticas nos muestran una foto de un pedazo de nuestra realidad. ¿Qué quiero decir con esto?, que la mayoría de la veces nos juzgamos a nosotros mismos por hechos aislados, o situaciones específicas y no por el contexto global de nuestra existencia.
Eso hace que creemos en nuestra mente una imagen negativa con respecto a nuestras habilidades y posibilidades.
Todos, absolutamente todos, tenemos historias de éxito en nuestro pasado.

Veamos entonces algunos pasos que podemos seguir para fortalecer la confianza perdida:

  • Éxitos del Pasado: hace una mirada retrospectiva y buscá logros de tu pasado, rendir exámenes, cocinar para otros, mantener hábitos saludables, conseguir trabajo, emprender tu negocio, tener una conversación difícil, mudarte sola/o, formar familia, plantar algo, crear alguna forma de arte, bailar, cantar....Pensá que no naciste con ninguna de esas habilidades, y un día te lo propusiste y lo lograste.
  • Tus habilidades: escribí al menos diez características positivas sobre tu persona. Comenzá escribiendo lo primero que se te venga a la mente, luego con detenimiento anda puliendo la información. Al principio parece complicado. Luego fluye.
  • Mimos: vernos bien nos hace sentir mejor, por eso te recomiendo que dediques tiempo a tu imagen personal. Tomate el tiempo necesario para dedicártelo a vos misma/o: cuida tu piel, cremas, rutinas de maquillaje, pelo, ropa, colores que te favorezcan, actividades que te llenen el alma.
  • Postura Corporal: la manera en la que nos paramos, caminamos y nos movemos habla de nosotros, comunica mucho más de lo que creemos. Hay algunos cambios que podemos hacer para trabajar nuestra confianza: elevar la cabeza, mirar a los ojos cuando hablamos o nos hablan, mantenerse erguido, evitar los titubeos. Una de las maneras de cambiar un estado de ánimo negativo es cambiar diametralmente nuestra postura corporal, si estamos sentados, nos levantamos, caminamos y estiramos un poco.
  • Lenguaje: empezá a hablarte de manera más positiva. Date mas crédito a vos misma/o. Bloquea los mensajes del tipo : “Soy un desastre....nunca puedo...” cambialos por “Soy capaz de....me siento optimista con respecto a...” Y por último, desterrá de tu lenguaje las quejas, detéctalas a tiempo y no las dejes salir de tu boca (escucharte a vos misma/o decirlas refuerza tu creencia de que forman parte de tu realidad).
Ojalá esto que te digo puedas aplicarlo a tu vida, sino solo es parte de una teoría.

¡Que disfrutes tu viaje!




“Un pájaro posado en un árbol nunca tiene miedo de que la rama se rompa, porque su confianza no está la rama, sino en sus alas”

martes, 8 de noviembre de 2016

La autenticidad

La incansable tarea de serme fiel

Cada día me miro en el espejo y me pregunto: Si hoy fuese el último día de mi vida, ¿querría hacer lo que voy a hacer hoy? Si la respuesta es “no” durante demasiados días seguidos, sé que necesito hacer algunos cambios.”  Steve Jobs


Ser auténtico significa tener el valor de ser lo que cada uno realmente es, en forma íntegra y sincera, sin tener en cuenta modelos externos, modas, tradiciones o creencias, y aceptando todas las limitaciones y cualidades que cada uno posee.
Implica darnos permiso para ser nosotros mismos, asumir nuestro derecho a equivocarnos y dar permiso a los demás para que juzguen nuestro comportamiento como inadecuado de vez en cuando.
Bajo estas premisas, podemos ser auténticos, actuar de acuerdo con nuestros valores y nuestras metas, y no como meros intermediarios de las expectativas y metas de los demás. Por supuesto no existen recetas milagrosas, pero voy a sugerirte algunas claves que te permitirán potenciar tu integridad y coherencia personal.

En primer lugar es necesario que hagas una mirada hacia dentro. 
Dedica tiempo a observarte y a tratar de conocerte de verdad. Es imposible actuar de acuerdo con tus intereses y valores si no los conoces. Si llevas demasiado tiempo pendiente de los demás, es posible que se te haya ido olvidando quien sos en realidad, cuáles son tus metas, tus proyectos, todo eso que soñabas que podría pasarte algún día y te hacía vivir con entusiasmo.
A veces basta con preguntarse cómo te gustaría vivir mañana si esta noche, mientras duermes, ocurriera un milagro. En otras ocasiones, la ayuda de un profesional es clave para fijar bien el nuevo rumbo.

El segundo paso tiene que ver con la comunicación.
Ser auténtico te llevará inevitablemente a decir con mucha más frecuencia dos cosas: “no” y “me gustaría que…”. Son dos sencillas herramientas que te permitirán romper esos límites absurdos que un día te fijaste y que te hacen sentir pequeño en las relaciones con los demás. Decí “¡no!” sin miedo, sin complejos. Tenes todo el derecho del mundo y lo peor que puede pasar es que a alguien no le parezca bien.
Y pedí, no exijas. Pedir y exigir no es lo mismo aunque a veces pueda confundirse. Exigir implica negarle a la otra persona el derecho a decir no, y como resulta que lo tiene, el que acabará frustrándose serás vos. Pedir, por el contrario, es un ejercicio de transparencia. Pedir es sencillamente dejar claro lo que te gustaría, asumiendo desde el principio que la otra persona puede decirte que no.

La tercera clave es actuar con integridad.
Empezá por analizar al final de cada día en qué medida has contribuido a tus objetivos. Preguntate si lo que has hecho contribuye a acercarte a tus metas, si volverías a hacer exactamente lo mismo si hoy fuese el último día de tu vida. Si las respuestas son negativas, es decir, si te alejan de tus valores y metas, examina con detalle tus decisiones y automatismos. Es posible que muchos de ellos sean la respuesta al miedo, al rechazo o al fracaso, o sencillamente un intento de evitar la confrontación con los demás y la sensación de no estar haciendo lo correcto.
Por último te recomiendo enérgicamente ser flexible.
La autenticidad implica perseverancia, no rigidez. Nuestros mecanismos de percepción y de razonamiento son profundamente imperfectos. Nos equivocamos y distorsionamos la realidad a menudo, y la realidad tiene la curiosa costumbre de no ser la misma de un día para otro. Lo inteligente es estar dispuestos a revisar nuestra percepción de las cosas y la forma en la que actuamos a partir de ella.  La evolución nos ha dado un cerebro con una asombrosa capacidad para aprender, para extraer de la experiencia las regularidades y relaciones entre nuestro comportamiento y las consecuencias de éste en nuestro entorno. Se trata de poner todo ese potencial al servicio de lo que de verdad nos importa para conseguirlo y disfrutar del camino. Suerte en el intento!
Y que tengas un feliz viaje!



*Daniel Peña Molino,  doctor en Psicología, consultor de Recursos Humanos y coach Ejecutivo.

Ser original no es ser diferente, es ser auténtico.

viernes, 28 de octubre de 2016

¿Cuando decir BASTA?

Límites claros para vivir en armonía
Poner límites es una de las actitudes de auto-respeto más difíciles de realizar para muchas personas. Y las razones son de diferentes índoles.
Los límites puestos a tiempo nos pueden ahorrar muchos dolores de cabeza, angustia y resentimiento.
Cada persona tiene una pirámide de valores y prioridades en su vida.
Estos valores rigen su conducta de tal manera, que su pensar, sentir, decir y hacer son congruentes con esas premisas. Si creo que ser puntual, por ejemplo, es una muestra de respeto; además de  llegar a horario, también esperaré que los demás cumplan. Y si no lo hacen me voy a molestar y reclamaré para que no vuelva a suceder.
Hasta ahí, tenemos una descripción de cómo sería una secuencia coherente entre el pensar, sentir y hacer.
Ahora, en el caso de que no pueda poner los límites, no exprese mi desacuerdo, me quede callado en mi sentir, la procesión ira por dentro. ¿Qué cosas me van a pasar?
  • Emperezamos a no escuchar nuestra voz interior
  • Transgredimos nuestro código interno de valores
  • La confianza en nosotros mismos disminuye
  • Nos frustramos, nos enojamos
  • No nos sentimos plenos
  • El Otro no se entera de lo que pensamos o sentimos
  • Los demás no me respetan ni me valoran
  • Sentimos que nuestro tiempo no nos pertenece
A estas alturas, la autoestima estará por el piso y necesitaremos recuperar el poder sobre nuestra vida.
La mejor manera de hacerlo es ponerse en contacto con uno mismo, en el transcurrir del día estar presente y atento de las situaciones que nos generan estrés o nos frustran, hacer pequeñas pruebas, empezar a compartir nuestro punto de vista con los demás y empezar a delimitar los SI y los No en cada relación.
Tampoco es cuestión de cerrarse herméticamente, sino de ser flexible pero “no negociar” con nuestros más importantes valores.
Para esto te recomiendo hacer un listado de las cosas que son importantes para vos, responsabilidad, respeto, compañerismo, etcétera, cada uno sabe cuáles son los valores que dominan su vida. Luego, de ese listado, elegí tres que sean innegociables y empezá por ahí, no te permitas ni a vos ni a nadie transgredirlos. De esa manera aumentará confianza y te permitirá ir tomando coraje para ser más congruente y genuinos con “tu forma de ser”.
¿Te pasa a menudo que te cuesta poner límites?
Permitite probar este ejercicio.

Cuando necesitamos decir Basta, nuestro umbral de tolencia ha sido sobrepasado.

jueves, 20 de octubre de 2016

Vivir preocupados

Habilidades para responder efectivamente

La cabeza nos explota, las preocupaciones se cuelan por las ventanas, por debajo de la puerta, hasta las respiramos!!! UFFF!!!!
El tiempo pasa volando, parece que las horas se esfuman y nos queda la sensación que si el día tuviera más de 24 horas tampoco nos alcanzaría...
Esta aceleración a veces impide que pensemos y actuemos asertivamente.
¿Has estado diciendo: “No puedo hacer nada”; “Yo soy así”; “Me vuelvo loco”; “Tengo que hacer esto”; “debo...”?
¿Alguna vez escuchaste hablar sobre ser Proactivo? ¡Pues todas las anteriores declaraciones no son una muestra de proactividad!
Cada uno de nosotros tenemos una larga lista de preocupaciones, cosas que tenemos en mente, como la salud de nuestros hijos (o familia), el trabajo, deudas, etcétera.
Si hiciéramos un círculo de preocupaciones y colocásemos cada cuestión que nos preocupa, al revisar esa lista, nos encontraríamos con que, sobre alguna de ellas, no tenemos ningún control real, y con respecto a otras, si podemos hacer algo.
Imagina ahora, un círculo más pequeño dentro del otro al que podríamos llamar circulo de influencia, en el cual están esas preocupaciones sobre las si tenemos control.
Identificando cuál de estos dos círculos es el centro alrededor del cual gira la mayor parte de nuestro tiempo y energía, podemos descubrir mucho sobre el grado de proactividad que manejamos.
Ser proactivo, significa no sólo tomar la iniciativa, los seres humanos somos responsables de nuestras propias vidas. Tenemos la iniciativa y la responsabilidad de hacer que las cosas sucedan. Ser responsables es tener la habilidad de elegir una respuesta frente a cada situación.
Las personas proactivas centran sus esfuerzos en el circulo de influencia, su tiempo lo dedican a cosas con respecto a las cuales pueden hacer algo. Al centrarse en lo que tienen poder de cambiar o mejorar, ese circulo se amplía, su energía positiva aumenta.
Ahora te pregunto, ¿estas centrando tu energía en tus palabras, tus acciones, tus pensamientos, tus ideas?, o por el contrario: ¿te pasas el día preocupado por los defectos de los demás, los problemas de otros y las circunstancias sobre las que no tenes ningún control?
Con hacer un simple paneo por tus pensamientos, podrás observar en qué se te fue el día.
No hay nada más representativo de la realidad que un buen gráfico, por eso, más abajo te dejo uno para que puedas hacer el propio y hagas limpieza, y vistas de proactividad cada día!
Gracias por leerme, que tengas buen viaje.




Fuente bibliográfica: Stephen Covey, La gente altamente efectiva.



jueves, 13 de octubre de 2016

Importante Evento en Rosario

No te pierdas este inigualable Seminario que se dictará próximamente en la ciudad de Rosario.



La importancia de tener proyectos

Convertir los sueños en metas reales

 El psicólogo y escritor estadounidense Martín Seligman identificó tres niveles de felicidad:

 1) El placer que obtenemos a través de los sentidos: hacer aquellas cosas que nos den placer. Cine,   viajes, comidas, compras. Felicidad pasajera. Y está bien!, el peligro es creer que la fuente de la felicidad está solamente en obtener esos placeres.
2) Vivir una vida con compromiso: nos comprometemos con actividades que nos hacen usar o desarrollar nuestras habilidades: estudiar, leer un libro, tocar algún instrumento, bailar o planificar un proyecto que nos desafie. Tiene una gratificación más duradera. Se la compara con un estado de “fluir”, alegría por la que uno hace las cosas más allá de toda recompensa externa.
3) La vida con sentido: cuando nos ponemos al servicio de algo más grande que nosotros mismos, que le da sentido a nuestra existencia. Pertenecer a una ONG, por ejemplo.

Tomando esto como certero, me voy a basar en el segundo nivel para hablar sobre los objetivos o metas que tenemos en nuestra vida.
Si nos ponemos a pensar, estos son los que nos movilizan, lo que hacen que cada día nos levantemos con una sonrisa o una mueca. Los objetivos propuestos y en acción son los que más generan motivación, pues uno se siente con energía para ir en busca de aquello que desea y ya se planteó conseguir.

Ahora, ¿cómo hacerlo de manera eficaz para ir paso a paso y no abandonar en el intento?

Siempre que alguien me dice que no sabe cómo hacerlo, que no es bueno para esto o aquello, le propongo que mire hacia atrás, su pasado, y revise todas las veces que se propuso algo y lo logró, no importa lo grande o lo chico del proyecto; lo verdaderamente importante es habérselo propuesto, haber perseverado y trabajado para hacerlo y poder decir: ¡Si! ¡Lo logré!. Puede tratarse de un nuevo aprendizaje, cambio de un mal hábito, mejorar alguna relación, formar una familia, lo que sea que antes era una barrera y luego se convirtió en puente. Todos tenemos triunfos.

Lo primero que debemos preguntarnos cuando nos planteamos una meta es ¿por qué o para qué quiero esto?
Hay una razón íntimamente conectada con nuestra esencia que hará que esta pregunta sea respondida con fluidez (siempre y cuando sea nuestro verdadero objetivo).
Segundo, aquí ya definimos el qué de la cuestión; ¿Qué quiero lograr, cuándo lo quiero lograr (factor tiempo), y cuánto de eso quiero lograr? (Ej. Quiero comprarme un auto color x, modelo x, antes de x mes, de x año.)
En este punto, lo ideal es plantearse objetivos para cada una de las áreas de nuestra vida: tiempo libre, finanzas-dinero, relaciones-familia, salud-actividad física, comunidad-legado, trabajo-carrera, personal-nuevos aprendizajes. ¡Y es fundamental visualizarlos!
En tercera instancia, preguntarse cuales son las acciones que HOY puedo hacer para acercame a ellos, por ejemplo: escribirlos (potente herramienta que nos compromete y nos motiva con más intensidad).
En el camino del intento me va a pasar que muchas cosas no van a salir como las planeé, así que, como cuarto paso, debemos estar preparados para evaluar lo que no funciona y cambiar estrategias de acción a tiempo y sin dejar de tener claro hacia donde vamos y porqué lo hacemos.
Y no menos importante, por último, aprender a celebrar, cada acción, cada avance que hacemos, por pequeño que este parezca, siempre es un eslabón de la gran cadena que es el camino a la consecución de nuestros SUEÑOS.

¿Te animas a ponerte en acción?

¡Qué disfrutes tu propio viaje!


Para que los sueños se conviertan en meta, tienen que tener fecha de vencimiento.

viernes, 7 de octubre de 2016

Estados de Ánimo: Cuarta y última parte

Ser ambicioso
Los motivos de la acción

Hay palabras que en nuestra cultura están mal vistas, o contienen cierta carga negativa: “Sos un ambicioso”, “¡Qué ambiciosa es!”, y así muchas más expresiones que contienen nuestra interpretación de una palabra que no terminamos de entender.
El término ambición tiene connotaciones muy diferentes según los discursos históricos que predominen en las distintas comunidades.
Desde la perspectiva que voy a abordar, la ambición tiene que ver con la mirada que hacemos de una persona que ve posibilidades de acción donde otros normalmente no las ven, y por ello esa persona se compromete a realizar determinadas acciones en pos de una meta a alcanzar.
En criollo sería ver oportunidades donde otros no ven nada.

Cuando uno deja la resignación de lado, e intenta ir más allá de lo conocido, aunque tenga miedo, a pesar de la opinión de los demás, en ese instante, uno está actuando desde la ambición (motivación).
Vamos a graficarlo con un ejemplo: imaginemos que somos una persona sedentaria, a la que le cuesta horrores ponerse en movimiento, pero sabemos internamente (y por demostraciones científicas) que hacer ejercicio tiene múltiples beneficios y no sólo a nivel físico, sino en todos los planos de nuestra existencia.
Seguro que es más cómodo quedarse sentado frente a la tele o a la PC, pero cuál podría ser la motivación que nos empuje y nos saque de nuestro letargo?
En búsqueda de salud, de disfrute, de relajar la mente, de mejorar la circulación, de conocer gente nueva, de estilizar la figura, de salir del encierro; lo que sea!!!
Cualquier motivo es válido, siempre que sea el propio, sino no será posible la continuidad, la disciplina y el disfrute real de proceso de hacer y continuar.
Muchas veces escuchamos que la gente necesita que la motiven de afuera, que la incentiven...puede ser. Pero no hay nada más efectivo que la auto motivación.

Tomá nota de algunos puntos a tener en cuenta a la hora de auto motivarse:

  1. Desarrollar tu responsabilidad consciente: cada acción que ejecutas tiene una consecuencia.
  2. Hacé lo que te gusta: buscá y empezá por ahí.
  3. Ponete objetivos posibles: comenzá por objetivos exageradamente fáciles que sean imposibles no alcanzar.
  4. Positivizá tu experiencia: buscá grupos para compartir tu actividad, hacelo en casa o una versión on line de lo que elijas.

Esto es MOTIVACIÓN: Responsabilidad + Disfrute + Objetivos reales + Positividad

Recordá siempre, hagas lo que hagas: las primeras en aparecer serán las excusas (para no hacerlo).


Te sumás a motivarte con algo que quieras conseguir?

Tienes todo lo que necesitas para ser feliz.

jueves, 29 de septiembre de 2016

Estados de ánimo (tercera parte)

Barrer la Resignación

Construir en el presente con protagonismo

Cuando hablábamos de aceptación y resentimiento, nos referíamos a hechos, situaciones y circunstancias que no podíamos cambiar, ya que pertenecían al PASADO.

Hoy quiero referirme a un estado de ánimo que tiene que ver con el presente y el futuro que construimos.
Este estado tiene que ver con la posibilidad, ya que como seres pensantes juzgamos como posibles determinadas acciones y otras no.
El futuro se caracteriza por ofrecernos un espacio de indeterminación, un espacio sujeto a nuestra capacidad de acción.
La resignación se puede observar en la persona cuando ésta, no considera el futuro como un espacio de intervención que le permite, a partir de acciones emprendidas en el presente, transformarlo.
Frases como éstas ejemplifican la situación: “Esto es así y siempre lo será”, “Mi vida es así, y no hay nada que yo pueda hacer”, “¿Qué puedo hacer?, las cosas son así!”...etcétera.
Nos encontramos frente a una visión de realismo fundado, para todo lo que nos molesta de nuestra realidad, encontramos una explicación “tranquilizadora” que nos saca de juego; dejamos de ser protagonistas, para pasar a ser simples espectadores de nuestra propia vida.
¿Suena triste verdad? La verdad es que todos o casi todos vivimos desde este lugar algún aspecto de nuestra vida, generalmente existe algún espacio en el que nos resignamos a no hacer nada...
Nos encontramos frente a un pensamiento contradictorio, por un lado creemos que las cosas podrían ser diferentes, y por el otro, creemos que hagamos lo que hagamos, la situación no va a cambiar.
El gran interrogante es: ¿cuál es la salida a este circulo negativo e irremediable de nuestra visión?
Lo primero que podemos hacer es revisar nuestras creencias, sobre todo las limitadoras, esos juicios que hacemos sobre determinada situación, ese “yo no puedo”, “yo no sé”; ver hasta dónde es verdad, comparado con qué, en qué ámbitos, con quienes, analizar certeramente y no por arriba, es el primer paso para desmitificar la imposibilidad de mejorar.
En segunda instancia, si descubrimos, que verdaderamente no sabemos cómo enfrentar esa situación, por falta de conocimiento o herramientas, que nos permitan abordar con eficacia la situación, lo que podemos decidir es “aprender”, es decir, ampliar nuestra capacidad de acción. Aprender algo nuevo que nos permita resolver un problema.
Y puede que pienses....uff!!! Que complicado....y yo te pregunto?:
¿Cuanto de comprometido estás a resolver esa situación que te frena, que te mantiene inmóvil?
¿Cuáles son las desventajas que soportas por no hacer nada?
¿Cuántas ganas tenés realmente de que la situación cambie?
¿Cómo te imaginas a vos mismo resolviendo la situación? ¿Cómo te sentirías?
¿Qué otras cosas podrías lograr enfrentando este problema?
Te invito a probar, porque probar no cuesta nada. Pero dejar pasar, y quedarse con la duda de qué hubiera pasado si.....cuesta vida, tiempo valioso que no aprovechamos ni difrutamos.

¿Vamos?


¿Buen viaje!


EL APRENDIZAJE ES UNA DE LAS MAS IMPORTANTES FORMAS DE ALEJAR A LAS PERSONAS DE LA RESIGNACIÓN. (Rafael Echeverría)


miércoles, 21 de septiembre de 2016

Estados de Animo: (segunda parte)

Resentimiento
Volver a sentir (re-sentir)

El viernes pasado les contaba que la aceptación es un estado de ánimo que tiene que ver con la paz, el aceptar eso que ya pasó y no puedo cambiar.
La otra cara de la moneda es el resentimiento, porque cuando no aceptamos aquello que no podemos cambiar, porque ya pertenece al pasado, y no lo digerimos, nos enojamos con esa realidad y al no aceptarla se transforma en resentimiento.
Este estado de ánimo, genera, en algunos casos, otro estado, el de venganza por aquello injusto que nos han hecho.
El resentimiento se acerca a la ira. La ira se manifiesta abiertamente, mientras que el resentimiento permanece escondido.
En síntesis, el resentimiento está hecho de dolor y enojos retenidos, enfriados y cronificados.
Dice Norberto Levy, autor de La sabiduría de las emociones, “la escena que me enojó queda en foto fija, se desconecta de lo que pasó antes, de lo que sucede después y permanece inmutable en el tiempo”.
Se genera al vivir una experiencia que me frustra, me desorganiza, y ante la cual no puedo expresar ni mi enojo ni mi dolor. Y ese no poder viene dado por diferentes circunstancias, por miedo, malos entendidos y cosas de la vida que hacen que me quede callado y quieto frente a una situación que me lastima.
Y lo peor de este estado, es que me descalifico y desprecio por sentirlo, lo cual agrava sobremanera la situación. Me siento “malo”, “desalmado”, alguien que no merecer “ser feliz”, ya que el resentimiento está muy mal visto socialmente hablando...
Pero la realidad es que todos podemos sentirlo y cada uno tiene un umbral distinto que al ser desbordado, lo activa.
¿Y cuál es la salida para este circulo vicioso?
Aceptar, que como ser humano puedo equivocarme de camino, y aprender lo que sea necesario aprender de cada experiencia. Si es un hecho que pasó hace mucho, perdonar es una de las salidas más liberadoras, y aunque a veces se rompen lazos que no se pueden reconstruir, puedo perdonar a los involucrados sin necesidad de hablarles, liberarlos de mi rencor, y liberarme a mi mismo de la cárcel de dolor crónico.
Ahora, en mi presente: ¿Cómo podría evitar generar nuevos estados de resentimiento?
Recomienda el Dr. Levy, que los mejores recursos con los que contamos son:
  1. Saber enojarse adecuadamente;
  2. Poder reconocer y expresar el dolor.
Expresar bien una emoción, facilita expresar bien la otra. Y en la medida en que ambas se incluyen, no hay espacio para el resentimiento.
Ojalá te sean de utilidad estas palabras para saber si estas atrapado en este corrosivo estado.
¡Qué tengas buen viaje!



El sometimiento, la dependencia, la inseguridad o la inmadurez son algunas de las condiciones que la dificultan y por lo tanto, favorecerán indirectamente el camino del resentimiento.

jueves, 15 de septiembre de 2016

Estados de Animo

Aceptación

En busca de la Paz

Sabemos que somos absolutamente diferentes y únicos, y además que en el devenir de la vida nos topamos con situaciones inesperadas, injustas, dolorosas y hasta trágicas.
Cuando la vida nos sorprende para mal, al menos en nuestra primera impresión, la única tabla de salvación (real) es la aceptación... ¿Y como es aceptar?

Si crees que leerlo ya resulta muy difícil, pensá,  que como todo lo que has aprendido hasta ahora, requiere práctica, nada sucede de un día para otro. Recomiendo empezar por casa. Es decir, uno mismo.  Ya que solo cuando me acepto o acepto alguna de mis condiciones, puedo comenzar a cambiarlo. Y para eso tengo que VERME, verme tal cual soy, verme al espejo y aceptar que ese es el cuerpo que tengo hoy, que esta o este soy yo!
Significa que me conformo? ¡No! Todo lo contrario. Aceptar no es gustar. Aceptar no significa no querer mejorar.
Verme en mi accionar, y darme cuenta que lo que hice o dije mal en le pasado no me define, sólo es parte de mi pasado, y que si quiero lo puedo modificar.
Tal vez no haya forma de remediar mis errores, pero corregirme y saber que no se repetirán, es un aliciente para darme cuenta que estoy en buen camino.

Cuando logramos este tipo de aceptación en nosotros mismos, podemos mirar la vida con otros lentes, ser más flexibles, compasivos y comprensivos con los demás.
No se trata de estar de acuerdo o coincidir en todo con todos; sólo aceptar que el otro siente, piensa y actúa diferente a mí.
Cuando acepto, suelto, y cuando suelto, la vida fluye con mayor naturalidad.

En Coaching Ontológico diferenciamos cuatro estados de ánimo básicos: Resentimiento, resignación, aceptación y ambición. Siempre estamos en alguna de esas emocionalidades y sus matices.
La aceptación tiene que ver con un estado en busca del equilibrio interno y externo, es decir entre lo que me pasa adentro, en mi interior, y como lo canalizo hacia fuera, en mi cuerpo, en mis relaciones, en toda mi vida.
Es entender que no puedo cambiar los hechos del pasado, que si me anclo en él, me estanco en mi presente.
El camino hacia la Paz comienza en mí.
Y para terminar, nada mejor que un cuento de Bucay.

Un rey fue hasta su jardín y descubrió que sus árboles, arbustos y flores se estaban muriendo. El Roble le dijo que se moría porque no podía ser tan alto como el Pino. Volviéndose al Pino, lo halló caído porque no podía dar uvas como la Vid. Y la Vid se moría porque no podía florecer como la Rosa.

La Rosa lloraba porque no podía ser alta y sólida como el Roble. Entonces encontró una planta, una fresia, floreciendo y más fresca que nunca.

El rey preguntó: ¿Cómo es que creces saludable en medio de este jardín mustio y sombrío? No lo sé. Quizás sea porque siempre supuse que cuando me plantaste, querías fresias. Si hubieras querido un Roble o una Rosa, los habrías plantado. En aquel momento me dije: "Intentaré ser Fresia de la mejor manera que pueda".

Ahora es tu turno.
Estás aquí para contribuir con tu fragancia.
Simplemente mírate a ti mismo.
No hay posibilidad de que seas otra persona. Puedes disfrutarlo y florecer regado con tu propio amor por ti, o puedes marchitarte en tu propia condena..."  

¡Qué disfruten el viaje!







sábado, 10 de septiembre de 2016

Procrastinación

La incomodidad de posponer

La procrastinación es el rasgo o el hábito de posponer las tareas que nos incomodan, nos aburren o nos frustran.

¿Te encontrás a menudo diciendo “después lo hago?
Tenemos una tendencia a aplazar, y a veces no la podemos controlar.

Pero, ¿porque lo hacemos?

Hay tres principales razones por las cuales lo dejamos para después:

Queremos sentirnos bien ahora: buscamos la recompensa inmediata.

Sobre-estimamos nuestra productividad futura: Pensamos que está bien posponer las cosas, porque vamos a hacerlo más tarde, sin ninguna excusa. Creemos ciegamente que el momento perfecto será después no ahora. Pero cuando llega ese futuro seguimos sin poder acabar, o peor aún sin lograr empezar.

Tenemos miedo: Este es el motivo más oculto de todos. El miedo nos paraliza y nos hace procrastinar una tarea o actividad importante, haciendo algo sencillo y seguro en su lugar.

Pero no todo está perdido...aunque seamos propensos a posponer casi todo aquello que nos resulte incómodo, hay algunas estrategias que nos pueden ayudar a tomar acción en eso que debe ser hecho!
Cuando procrastinamos, en realidad no es que dejemos de trabajar en algo. Lo que realmente ocurre es que nos volvemos sumamente productivos en otras tareas que no son importantes en ese momento. Cambiamos esa actividad por otra que nos mantenga ocupados. Por eso, esta estrategia funciona.

Si no estás trabajando en esa actividad, entonces no puedes hacer absolutamente nada más.
Es un truco. Pero, es un truco poderoso.

Antes de empezar a contestar ese correo-no-importante, a ver un vídeo en youtube, a leer algún artículo o simplemente a saltarte la actividad planeada, detente y congélate.
Si tu mente quiere irse a las nubes por un momento y no es posible avanzar o empezar con esa tarea, está bien. Pero NO hagas nada más en su lugar.
De esta forma lograras ser mucho más disciplinado: Si no haces lo que debes de hacer, entonces no estarás haciendo nada más en su lugar.
No me creas...probalo!
Probemos...

Buen viaje!

jueves, 1 de septiembre de 2016

Estar presentes

La habilidad de ser empáticos

La empatía es una respetuosa comprensión de la vivencia de los demás.

En la cotidianeidad, nos suele pasar, que al estar charlando con alguien caemos en la tentación de empezar a dar consejos o queremos tranquilizar al otro, o explicarle cual es nuestra postura frente a los que nos cuenta, o cómo nos sentimos con respecto a eso.

Veamos cuales son las conductas habituales que nos impiden estar lo suficientemente presentes para conectarnos de manera empática con los demás:
·        Aconsejar: “Creo que deberías...”, ¿Cómo es que no...?”
·        Competir: “Esto no es nada, voy a contarte lo que me ocurrió a mí...”
·        Educar: “Esto no puede convertirse en una experiencia muy positiva para vos si...”
·        Consolar: “No es culpa tuya, hiciste lo que pudiste”
·        Contarle alguna historia parecida: “Esto me recuerda una vez que...”
·        Minimizar: “Vamos, ánimo. ¡No es para tanto!
·        Compadecer: “¡OH, pobre...!”
·        Interrogar: “¿Cuándo empezó esto?”
·        Explicar: “Yo habría venido, pero...”
·        Corregir: “No, esto me ocurrió así”

La comprensión intelectual bloquea la empatía.

La empatía sin embargo, exige de nosotros, que vaciemos nuestra mente y escuchemos con todo nuestro ser a la otra persona.

Que difícil!!! Y, ¿Cómo se hace????

Cuanto más nos conectemos con los sentimientos, necesidades y preocupaciones que hay detrás de las palabras de los demás, menos temeremos abrirnos.
Más allá de las palabras que utilice nuestro interlocutor para expresarse, necesitamos limitarnos a prestar atención a sus observaciones, sentimientos, necesidades, y peticiones. Después tal vez queramos reflejar lo que hemos oído parafraseándolo. Por ejemplo: supongamos que acude a nosotros una madre y nos dice: “Mi hijo es imposible. No escucha nada de lo que le digo.”
Podríamos optar por reflejar sus sentimientos y necesidades y decirle: “Parece que usted está desesperada y que le gustaría encontrar la manera de conectarse con su hijo.”
Mantenemos la actitud de empatía para que nuestro interlocutor tenga la oportunidad de expresarse plenamente antes de desviar nuestra atención hacia las soluciones o hacia la satisfacción de las peticiones.

Para ser empáticos con los demás, necesitamos antes, SER EMPÁTICOS CON NOSOTROS MISMOS.

Debemos entender que, como humanos, no siempre podemos ser empáticos, a veces necesitamos, deternos, respirar e intentar entender lo que sentimos y necesitamos nosotros mismos; otras necesitamos gritar SIN VIOLENCIA: un Basta¡ Estoy agotada/o!!!; y otras simplemente, retirarnos.

Sea lo que sea lo que elijas hacer, recordá que cada paso hace el camino, y estar presente mientras lo haces es el secreto.

¡Buen viaje!

Fuente: Comunicación no Violenta, Marshall B. Rosenberg, Ph. D. Gran Aldea Editores.