Juguemos
Hace unos días una colega hablaba de este tema y hacía
referencia a los deseos que tenemos para el año entrante, y proponía, más que pensar en lo que quiero, y para qué lo
quiero, poner el foco en cómo me quiero sentir...
Sucede a veces que sabemos qué queremos, cuando lo queremos,
cuánto de eso queremos y qué pasos seguiremos para lograrlo. Básicamente es el
proceso que “debe” seguirse para planificar los objetivos en todas las áreas de
nuestra vida.
En algunos talleres que he dado, trabajábamos el tema de
logro de objetivos, y además de enfocarnos en algunas preguntas disparadoras,
poníamos manos a la obra en los deseos más profundos de cada participante.
¿Cómo lo hacíamos? A través de un juego llamado Hoja de ruta, se trataba de
plasmar en una hoja en blanco, todo lo que desebamos para nuestra vida, valía
cualquier recurso gráfico (dibujos, frases, fotos, recortes de diarios y
revistas) sobre todo imágenes de personas, emociones, lugares, objetos,
etcétera.
Ahora bien, más arriba hablaba de poder conectar con lo que
quiero sentir, con cómo me quiero sentir, y no vale decir “feliz”, porque lo
importante del proceso es conocerse a uno mismo y saber qué es exactamente lo
que a vos, de manera particular, te llena el alma.
Te propongo entonces, un juego para descubrir cuales son
esos deseos que te permitirán moverte, ponerte en acción, hacia lo que querés
lograr para este año que se acerca.
Ante todo, disponé de un momento para vos, podes ambientar
con música, aromas y luego manos a la obra: tomá una hoja en blanco, lápices de
colores, fibrones, temperas, diarios, revistas, fotografías.
Comenzá pensando qué emociones querés que estén presentes en
este nuevo año, anótalas; luego empezá a buscar esas experiencias, objetos, lugares,
relaciones, ideales, actividades, trabajos y aprendizajes que crees que pueden
traer esas emociones a tu vida.
Déjate llevar por la experiencia infantil de crear un gran
collage, con todo lo que sientas que te representa y todo lo que te gustaría traer,
aprender, vivir y sentir.
Esta simple dinámica ha movilizado muchas almas, justamente
por lo simple, accesible y profunda que resulta, una vez que nos animamos a
realizarla.
Los adultos solemos esquivar estar en contacto con nuestro
lado más lúdico e inocente, creemos que es una pérdida de tiempo, pero darle el
control “al niño interior” de vez en cuando, puede llenarnos de alegría,
creatividad y fluidez.
No me creas.
Vivílo...
¡Buen viaje!
Mantené visible tu collage, para tener presente tus intensiones SIEMPRE!!!
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