Hacer que jueguen a nuestro
favor
Los seres humanos somos
seres lingüísticos y como tales entendemos el mundo a través de él. Nuestros
pensamientos, creencias, valores y experiencias se basan en el lenguaje.
Una de las definiciones
que mejor ilustra lo que es un juicio de valor, es aquella que se refiere a
ellos como juicios emitidos desde la subjetividad (Alberto es demasiado alto);
dice de ellos que son siempre formulados a través de adjetivos dicotómicos (bueno-malo,
feo-guapo, alto-bajo). Los hacemos cada vez que calificamos acciones o cosas.
Estos pueden ser morales, éticos, estéticos, políticos, religiosos, etcétera Se
caracterizan principalmente por contraponerse a los juicios de hechos (Alberto
mide 1 metro y 90 centímetros) y los utilizamos para expresar nuestros
gustos, preferencias e ideologías.
Los juicios son como veredictos. Son filtros que utilizamos para ordenar
la información y tener más certezas. Basamos nuestras decisiones en los juicios
que hacemos de las situaciones y las personas. En definitiva, cumplen un
importantísimo rol en nuestras vidas.
Ahora, cómo hilar fino a la hora de formar opiniones, formular
declaraciones, y tomar decisiones. Muchas veces, por no tomarnos el tiempo
adecuado para analizar en profundidad una situación nos precipitamos en
decisiones erradas que podríamos evitar o corregir sobre la marcha.
Te acerco tres dimensiones de inefectividad en las que solemos vivir:
- · Personas que se caracterizan por vivir los juicios ajenos, y delegan en los demás la autoridad para emitir juicios que les importan. Viven en una condición de inautenticidad.
- · Tratar a los juicios como afirmaciones (hechos) tiene como consecuencia: la rigidez, la inoperancia, y el cierre de posibilidades de aprendizaje. Un juicio diferente es tratado como error, o falsedad. El espacio de discrepancia es tomado como un espacio de confrontación. Ej.”Carlos se retrasó veinte minutos en la reunión del martes” y “Carlos no es de fiar” confundir afirmaciones con juicios restringe nuestras posibilidades de acción.
- · Quienes viven sin ser capaces de distinguir ente juicios fundados y juicios infundados. Las consecuencias: decepción permanente con respecto a sus expectativas y una gran dificultad para diseñar el futuro. Posturas de resentimiento porque viven como una injusticia tanto los logros de los demás como los fracasos propios.
A todos y cada uno de nosotros nos pasa de estancarnos
en alguno de estos patrones, y esta actitud nos entorpece y empobrece muchísimo
la existencia.
¿Cómo corregirnos a nosotros mismos?
Estando atentos, abandonando certezas y dudando un
poco de nuestros veredictos.
Esto recién comienza....buen viaje!
Un juicio de valor habla más sobre nuestra personalidad que sobre la persona, hecho o situación sobre el que lo estamos vertiendo.
Fuente: Ontología de Lenguaje, Rafael Echeverría, 2006, Ed. Garnica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario