La habilidad de responder
Fredy Kofman se pregunta por qué las personas tendemos a
actuar cómo victimas de nuestras circunstancias...si hacerse responsable es más
efectivo que desligarse del problema.
En
respuesta a ese interrogante, expone algunas razones:
- Porque creemos que la seguridad
y la felicidad se consiguen mediante la aprobación del otro; y
- porque creemos que el bienestar
y el éxito se derivan de la inocencia y el complacer a los demás.
Nos han
enseñado desde pequeños a igualar responsabilidad con culpabilidad. Crecimos
creyendo que ser responsables equivale a “ser culpables o causantes” de algo. Y
ser culpables es algo malo. Defendemos nuestra inocencia despegándonos del
problema. Pero si uno no es parte del problema, tampoco será parte de la
solución.
Aun cuando
no seamos los agentes causales en forma directa del problema, podemos ser parte
del sistema que genera el resultado insatisfactorio.
Siempre que
uno sufre, “tiene algo que ver” con el asunto.
¿Cuál
podrían ser, entonces, la clave para cambiar la actitud frente a los desafíos
diarios?
La autorresponsabilidad es la respuesta.
Soy responsable de mis elecciones y acciones.
Soy responsable del modo en que utilizo mi tiempo.
Soy responsable del nivel de conciencia que aplico a mi
trabajo.
Soy responsable del cuidado o la falta de cuidado con que
trato a mi cuerpo.
Soy responsable de mantener las
relaciones que decido entablar o en las que elijo continuar.
Soy responsable del modo en que trato a los demás: Mi
cónyuge, mis hijos, mis padres, mis amigos, mis socios, mi jefe, mis
subordinados, el vendedor de una tienda.
Soy responsable del significado
que doy o dejo de dar a mi existencia.
Soy responsable de mi felicidad.
Soy responsable de mi vida en lo material, lo emocional, lo
intelectual y lo espiritual.
No es mi intención sugerir que una persona nunca sufre a
causa de un hecho accidental o por los fallos de los demás, o que es
responsable de todo cuanto pueda sucederle.
No somos omnipotentes.
Sobre algunas cosas tenemos control, sobre otras no. Si me
hago responsable de asuntos que están más allá de mi control, pondré en peligro
mi autoestima, ya que, inevitablemente, no lograré alcanzar mis propios
objetivos. Si niego mi responsabilidad en cuanto a cosas que sí están bajo mi
control, nuevamente pongo en peligro mi autoestima. Necesito saber la
diferencia entre lo que depende de mí y lo
que no. También necesito saber que soy responsable de mi actitud y mis
acciones relacionadas con aquellas cosas sobre las que no tengo control, como
la conducta de otras personas.
Como verán, la responsabilidad, vista como una habilidad
para responder frente a las circunstancias, abre un abanico de posibilidades,
pero nunca nos deja afuera, el poder sobre la propia vida, lo tiene uno mismo.
Saber esto, es liberador, aunque implique pasar por situaciones que nos
incomoden.
En definitiva, ser responsables nos abre las puertas del
aprendizaje y crecimiento continuo.
En los próximos artículos seguimos ahondando sobre este tema
que no se agota en sí mismo.
Ojala te sume saber lo MUCHO que depende de VOS.
Gracias por leerme y ¡buen viaje!
Fuente: Metamanagement, Fredy Kofman. Cómo mejorar su
autoestima, Nathaniel Branden
¿Por qué las personas actuamos como victimas en
lugar de actuar como protagonistas?
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