jueves, 19 de enero de 2017

Ser responsables

La habilidad de responder

Fredy Kofman se pregunta por qué las personas tendemos a actuar cómo victimas de nuestras circunstancias...si hacerse responsable es más efectivo que desligarse del problema.

En respuesta a ese interrogante, expone algunas razones:

  1. Porque creemos que la seguridad y la felicidad se consiguen mediante la aprobación del otro; y
  2. porque creemos que el bienestar y el éxito se derivan de la inocencia y el complacer a los demás.

Nos han enseñado desde pequeños a igualar responsabilidad con culpabilidad. Crecimos creyendo que ser responsables equivale a “ser culpables o causantes” de algo. Y ser culpables es algo malo. Defendemos nuestra inocencia despegándonos del problema. Pero si uno no es parte del problema, tampoco será parte de la solución.
Aun cuando no seamos los agentes causales en forma directa del problema, podemos ser parte del sistema que genera el resultado insatisfactorio.
Siempre que uno sufre, “tiene algo que ver” con el asunto.

¿Cuál podrían ser, entonces, la clave para cambiar la actitud frente a los desafíos diarios?

La autorresponsabilidad es la respuesta.

Soy responsable de mis elecciones y acciones.
Soy responsable del modo en que utilizo mi tiempo.
Soy responsable del nivel de conciencia que aplico a mi trabajo.
Soy responsable del cuidado o la falta de cuidado con que trato a mi cuerpo.
Soy responsable de mantener las relaciones que decido entablar o en las que elijo continuar.
Soy responsable del modo en que trato a los demás: Mi cónyuge, mis hijos, mis padres, mis amigos, mis socios, mi jefe, mis subordinados, el vendedor de una tienda.
Soy responsable del significado que doy o dejo de dar a mi existencia.
Soy responsable de mi felicidad.
Soy responsable de mi vida en lo material, lo emocional, lo intelectual y lo espiritual.

No es mi intención sugerir que una persona nunca sufre a causa de un hecho accidental o por los fallos de los demás, o que es responsable de todo cuanto pueda sucederle.
No somos omnipotentes.
Sobre algunas cosas tenemos control, sobre otras no. Si me hago responsable de asuntos que están más allá de mi control, pondré en peligro mi autoestima, ya que, inevitablemente, no lograré alcanzar mis propios objetivos. Si niego mi responsabilidad en cuanto a cosas que sí están bajo mi control, nuevamente pongo en peligro mi autoestima. Necesito saber la diferencia entre lo que depende de mí y lo  que no. También necesito saber que soy responsable de mi actitud y mis acciones relacionadas con aquellas cosas sobre las que no tengo control, como la conducta de otras personas.
Como verán, la responsabilidad, vista como una habilidad para responder frente a las circunstancias, abre un abanico de posibilidades, pero nunca nos deja afuera, el poder sobre la propia vida, lo tiene uno mismo. Saber esto, es liberador, aunque implique pasar por situaciones que nos incomoden.
En definitiva, ser responsables nos abre las puertas del aprendizaje y crecimiento continuo.

En los próximos artículos seguimos ahondando sobre este tema que no se agota en sí mismo.

Ojala te sume saber lo MUCHO que depende de VOS.

Gracias por leerme y ¡buen viaje!

Fuente: Metamanagement, Fredy Kofman. Cómo mejorar su autoestima, Nathaniel Branden

 ¿Por qué las personas actuamos como victimas en lugar de actuar como protagonistas?





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