jueves, 1 de septiembre de 2016

Estar presentes

La habilidad de ser empáticos

La empatía es una respetuosa comprensión de la vivencia de los demás.

En la cotidianeidad, nos suele pasar, que al estar charlando con alguien caemos en la tentación de empezar a dar consejos o queremos tranquilizar al otro, o explicarle cual es nuestra postura frente a los que nos cuenta, o cómo nos sentimos con respecto a eso.

Veamos cuales son las conductas habituales que nos impiden estar lo suficientemente presentes para conectarnos de manera empática con los demás:
·        Aconsejar: “Creo que deberías...”, ¿Cómo es que no...?”
·        Competir: “Esto no es nada, voy a contarte lo que me ocurrió a mí...”
·        Educar: “Esto no puede convertirse en una experiencia muy positiva para vos si...”
·        Consolar: “No es culpa tuya, hiciste lo que pudiste”
·        Contarle alguna historia parecida: “Esto me recuerda una vez que...”
·        Minimizar: “Vamos, ánimo. ¡No es para tanto!
·        Compadecer: “¡OH, pobre...!”
·        Interrogar: “¿Cuándo empezó esto?”
·        Explicar: “Yo habría venido, pero...”
·        Corregir: “No, esto me ocurrió así”

La comprensión intelectual bloquea la empatía.

La empatía sin embargo, exige de nosotros, que vaciemos nuestra mente y escuchemos con todo nuestro ser a la otra persona.

Que difícil!!! Y, ¿Cómo se hace????

Cuanto más nos conectemos con los sentimientos, necesidades y preocupaciones que hay detrás de las palabras de los demás, menos temeremos abrirnos.
Más allá de las palabras que utilice nuestro interlocutor para expresarse, necesitamos limitarnos a prestar atención a sus observaciones, sentimientos, necesidades, y peticiones. Después tal vez queramos reflejar lo que hemos oído parafraseándolo. Por ejemplo: supongamos que acude a nosotros una madre y nos dice: “Mi hijo es imposible. No escucha nada de lo que le digo.”
Podríamos optar por reflejar sus sentimientos y necesidades y decirle: “Parece que usted está desesperada y que le gustaría encontrar la manera de conectarse con su hijo.”
Mantenemos la actitud de empatía para que nuestro interlocutor tenga la oportunidad de expresarse plenamente antes de desviar nuestra atención hacia las soluciones o hacia la satisfacción de las peticiones.

Para ser empáticos con los demás, necesitamos antes, SER EMPÁTICOS CON NOSOTROS MISMOS.

Debemos entender que, como humanos, no siempre podemos ser empáticos, a veces necesitamos, deternos, respirar e intentar entender lo que sentimos y necesitamos nosotros mismos; otras necesitamos gritar SIN VIOLENCIA: un Basta¡ Estoy agotada/o!!!; y otras simplemente, retirarnos.

Sea lo que sea lo que elijas hacer, recordá que cada paso hace el camino, y estar presente mientras lo haces es el secreto.

¡Buen viaje!

Fuente: Comunicación no Violenta, Marshall B. Rosenberg, Ph. D. Gran Aldea Editores.



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