miércoles, 21 de septiembre de 2016

Estados de Animo: (segunda parte)

Resentimiento
Volver a sentir (re-sentir)

El viernes pasado les contaba que la aceptación es un estado de ánimo que tiene que ver con la paz, el aceptar eso que ya pasó y no puedo cambiar.
La otra cara de la moneda es el resentimiento, porque cuando no aceptamos aquello que no podemos cambiar, porque ya pertenece al pasado, y no lo digerimos, nos enojamos con esa realidad y al no aceptarla se transforma en resentimiento.
Este estado de ánimo, genera, en algunos casos, otro estado, el de venganza por aquello injusto que nos han hecho.
El resentimiento se acerca a la ira. La ira se manifiesta abiertamente, mientras que el resentimiento permanece escondido.
En síntesis, el resentimiento está hecho de dolor y enojos retenidos, enfriados y cronificados.
Dice Norberto Levy, autor de La sabiduría de las emociones, “la escena que me enojó queda en foto fija, se desconecta de lo que pasó antes, de lo que sucede después y permanece inmutable en el tiempo”.
Se genera al vivir una experiencia que me frustra, me desorganiza, y ante la cual no puedo expresar ni mi enojo ni mi dolor. Y ese no poder viene dado por diferentes circunstancias, por miedo, malos entendidos y cosas de la vida que hacen que me quede callado y quieto frente a una situación que me lastima.
Y lo peor de este estado, es que me descalifico y desprecio por sentirlo, lo cual agrava sobremanera la situación. Me siento “malo”, “desalmado”, alguien que no merecer “ser feliz”, ya que el resentimiento está muy mal visto socialmente hablando...
Pero la realidad es que todos podemos sentirlo y cada uno tiene un umbral distinto que al ser desbordado, lo activa.
¿Y cuál es la salida para este circulo vicioso?
Aceptar, que como ser humano puedo equivocarme de camino, y aprender lo que sea necesario aprender de cada experiencia. Si es un hecho que pasó hace mucho, perdonar es una de las salidas más liberadoras, y aunque a veces se rompen lazos que no se pueden reconstruir, puedo perdonar a los involucrados sin necesidad de hablarles, liberarlos de mi rencor, y liberarme a mi mismo de la cárcel de dolor crónico.
Ahora, en mi presente: ¿Cómo podría evitar generar nuevos estados de resentimiento?
Recomienda el Dr. Levy, que los mejores recursos con los que contamos son:
  1. Saber enojarse adecuadamente;
  2. Poder reconocer y expresar el dolor.
Expresar bien una emoción, facilita expresar bien la otra. Y en la medida en que ambas se incluyen, no hay espacio para el resentimiento.
Ojalá te sean de utilidad estas palabras para saber si estas atrapado en este corrosivo estado.
¡Qué tengas buen viaje!



El sometimiento, la dependencia, la inseguridad o la inmadurez son algunas de las condiciones que la dificultan y por lo tanto, favorecerán indirectamente el camino del resentimiento.

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